El país volverá a ser el primer exportador mundial de biodiesel

Según las proyecciones de los principales referentes del sector

Luego de la reducción de impuestos que implementó el Gobierno, la industria local se ilusiona con subas de hasta un 30% en los envíos al exterior. De confirmarse esas estimaciones, la Argentina volvería a ser el proveedor número uno del mercado a escala global, lugar que hoy ocupa Indonesia.

La reciente decisión del Ministerio de Economía de reducir a cerca de la mitad el impuesto que pesa sobre las exportaciones de biodiesel –para favorecer a los productores perjudicados por la restricción a las importaciones argentinas que el año pasado impuso la Unión Europea (UE)– y de eximir de gravámenes el uso local de biocombustiblesrenovó el optimismo de la industria, que ahora confía en finalizar 2014 con un aumento de hasta un 30% en los envíos al exterior.

“Estas medidas seguramente traerán aparejada una importante mejora en el nivel de producción del segmento, que no será inferior a los 2,4 millones de toneladas (Tn) registrados en 2012, antes de las limitaciones de la UE. Esperamos alcanzar una suba anual de un 20% y ubicarnos muy por encima de los 1,6 millones calculados previamente al recorte impositivo”, vaticinó Claudio Molinadirector ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno (AABH).
Los embarques, agregó, podrían oscilar en torno a 1,5 millones de Tn (apenas 200.000 Tn menos que el récord histórico de 2011). “Esto representaría un alza de un 30% y estaríamos hablando del doble de lo que se exportaría sin la baja en los gravámenes”, completó.
Similares proyecciones maneja la Cámara Argentina de Biocombustibles (CARBIO).
En los primeros cinco meses de 2014, las exportaciones argentinas tan sólo arañaron las 360.000 Tn. “Desde el anuncio del Ministerio de Economía, los embarques aumentaron significativamente. Gracias a estas medidas positivas, esperamos cerrar la temporada con ventas al exterior por casi 1,5 millones de Tn”, sostuvo el presidente de la entidad, Luis Zubizarreta.
Para Víctor Castro, director ejecutivo de CARBIO, será clave que el recorte tributario se mantenga en el tiempo. “Los impuestos a la exportación son móviles y pueden ser modificados en cualquier momento por el Gobierno. Tenemos la ilusión de que estas reglas del juego hayan llegado para quedarse, pero no lo sabemos realmente”, admitió.

Liderazgo perdido

Ante la imposibilidad de venderle a Europa, la industria argentina del biodiesel viene destinando la mayor parte de sus excedentes productivos a mercados como Perú y Australia, además de proveer a intermediarios internacionales que combinan el biodiesel con gasoil para hacer sus propios negocios. Así, el país perdió su liderazgo exportador durante el año pasado, cuando fue destronado por Indonesia.
Vale aclarar que la nación asiática elabora el biocombustible sobre la base de aceite de palma, mientras que en el medio local el recurso se obtiene mayormente con aceite de soja. Y si bien la Argentina está terminando de recolectar una cosecha sojera récord de 55 millones de toneladas, la crisis de las productoras de biodiesel hizo que el sector funcionara con una capacidad ociosa del 40%.
De todos modos, el precio del aceite de soja ha repuntado en las últimas semanas, a tono con las ventajas impositivas anunciadas, lo que constituye una excelente noticia para la actividad. Según Castro, la cotización ya ha recuperado casi u$s 50. “Esta suba está repercutiendo en el margen de molienda y –por ende– en el costo de la soja”, apuntó.
A criterio de Molina, un valor más competitivo del aceite de soja abrirá el camino para buscar nuevos compradores a escala global. “La idea es pisar fuerte en el mercado de Estados Unidos, pero es muy lenta la aprobación de la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés)”, explicó.
Adicionalmente, la exención tributaria a nivel doméstico tendrá impacto sobre la generación de energía eléctrica, ya que tornará rentable el uso de biocombustibles con ese fin.

Proteccionismo europeo

Las idas y venidas regulatorias en el ámbito doméstico, por un lado, y las crecientes trabas del mercado europeo, por otro, complicaron sobremanera el escenario de la industria nacional de los biocombustibles durante 2013.
El mayor golpe lo dio el Comité Antidumping de la UE, cuando resolvió recomendar la imposición de elevados derechos antidumping a las importaciones de biodiesel argentino. La iniciativa –que fue solicitada por la European Biodiesel Board (EBB), asociación que agrupa a las empresas europeas del sector– carecía, según el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la Nación, de una base legal y factual justificada. Es por eso que la Argentina elevó una protesta, bajo el Entendimiento de Solución de Diferencias (ESD), ante la Organización Mundial de Comercio (OMC).
“La magnitud del perjuicio que nos ocasionará esta restricción no nos deja otra opción”, se quejó por entonces el canciller Héctor Timerman, quien calificó a la Argentina como “uno de los productores de biodiesel más eficientes del mundo”, a diferencia de la industria europea, que “se encuentra ampliamente sobredimensionada, con empresas que en general no cuentan con materia prima de calidad, no poseen la escala de producción adecuada y carecen de la integración vertical necesaria como para ser competitivas a nivel mundial”.
De claro corte proteccionista, la determinación de la UE representó –en la práctica– el cierre de un mercado que en 2011 había significado una captación de divisas por u$s 1.847 millones.

Revista Petroquímica