Allen: capital nacional de peras, manzanas, fracking, contaminación y conflictos de clase

Desde la llegada del fracking a la provincia Allen comenzó su drama: “Sólo trajo dolor. Crecieron las enfermedades y la desocupación, en especial, de las mujeres”, denuncian.

Imagen de portada: cortesía de Fabián Ceballos y OPSur.

Por Sabrina Pozzi / Periodista | Fellow of Climate Tracker
La Izquierda Diario

Desde la llegada del fracking a la provincia, de la mano de la explotación de Vaca Muerta, Allen comenzó su drama de ser conocida como la capital nacional de las peras y las manzanas al yacimiento de gas y petróleo no convencional más importante de la provincia. Según el Observatorio Petrolero Sur y la Asamblea Permanente del Comahue por el Agua de Allen, el sector productivo está muy perjudicado y la contaminación de la tierra, el aire y el agua empeora, en primer lugar, la calidad de vida de las personas más humildes. Además, resaltaron que las empresas trasnacionales buscan callar las voces de los afectados, pero la lucha continúa.

“Las frutas cumplen con la calidad de los estándares internacionales, pero la tendencia es que la situación empeore”, sostuvo Martín Álvarez Mullally, investigador del OPSur. El territorio está atravesado por una competencia extractiva entre el fracking y la fruticultura. Las tierras productivas son cada vez menos y la mayoría de ellas les pertenece a multinacionales que en este último tiempo tuvieron “una concentración acelerada y rápida”. “El 85 % de los pequeños productores sólo posee el 15 % de la tierra. Hay una asimetría de desigualdad. El Estado está ausente, no direcciona políticas públicas para los sectores productivos. Las empresas integradas son las beneficiadas”.

En la investigación Más allá de la renta petrolera: propuesta para la diversificación productiva y la democratización energética que realizó el Observatorio Petrolero Sur para proponer una transición justa, se describe a la Estación Fernández Oro (EFO) como la “estrella del fracking” en Río Negro. Ocupa una superficie de 192 km² e incluye Allen y Fernández Oro. En el informe, se detalla que en 2018 la EFO concentró el 93,5 % de la obtención de tight gas en la provincia.

Ahora hay alrededor de 180 pozos de fracking y se aprobaron 96 más hasta 2021. Tienen entre 4000 y 4500 mts de profundidad. “De cada uno se desprenden ramas laterales de los pozos horizontales de entre 2500 y 3000 metros. Es el esquema multitap. En una misma locación puede haber hasta 20 y estar perforando de a cuatro por vez”. Para romper la roca madre de donde se extrae el petróleo y el gas que se encuentra atrapado en ella, se necesita la fractura hidráulica (fracking).

Para eso se necesita mucha agua. “30.000 litros de agua dulce del río Negro de donde bebemos”, se quejó Lidia Campos, integrante de la Asamblea Permanente del Comahue por el Agua de Allen. Además, se requieren químicos y arena”. Este tipo de arena provoca silicosis, porque es similar al vidrio”, destacó Campos y explicó que durante el kirchnerismo se traía a Allen en camiones y que con el macrismo “entran a cielo abierto”.

Denuncias: la actitud de las petroleras frente a las diferencias económicas

En “Sobrante de la Chacra 37 de Orell”, uno de los barrios que están pegados a los pozos, una familia fue obligada por sus vecinos para firmar “un contrato que ofrecía una cifra única de dinero por parte de YPF donde se aclara que no están molestos por el fracking y que en el caso de que alguien se quejara ellos iban a salir a defender a la empresa”, según detalló Campos, miembro de la Asamblea.

“La familia no quería firmar ni recibir plata porque tienen a su hija de 12 años con leucemia y con discapacidad. Sin embargo, lo tuvieron que hacer por la presion que recibieron y porque sino YPF no iba a pagarle a ningún vecino. Además, los recursos iban a ser explotados de todos modos”, concluyó la asambleísta.

En otro de los barrios obreros llamado “Calle ciega N° 10” donde viven 18 familias, YPF comenzó a hacer fracking muy próximo a una escuela sin presentar un informe de impacto ambiental. “Los niños están expuestos a las aguas y gases contaminados y la escuela está rajada”. El juicio contra la empresa comenzó en 2018. “El viernes 17 de octubre de 2019 desde la Defensoría de Pobres y Ausentes en Allen enviaron el Recurso Extraordinario a la Corte Suprema de Justicia de Río Negro para solucionar el conflicto y de allí, si lo aprueba, pasa a la Nacional. Sin embargo, creemos que están especulando para dejarlo para el año que viene”, señaló la asambleísta.

Mientras los sectores más humildes son ignorados por las empresas a menos que realicen cortes de ruta, los de clase media reciben otro trato. “Hay un caso de una familia de clase media que hizo una denuncia por ruidos molestos y las empresas al darse cuenta de que tenían la posibilidad económica de llevar adelante un juicio contra ellos, decidieron mudarlos a un hotel en el centro de Allen cada vez que van a fracturar y perforar. Es una cuestión de clase”, detalló el investigador.

Conflicto con el agua

Otro problema señalado por la asambleísta es el agua. “Es agua turbia, los chicos que comen en las escuelas toman de esa agua y dicen que tiene gusto raro. Algunos padres les dan una botellita de agua mineral, pero, ¿los que no la pueden comprar? En las oficinas públicas de la municipalidad, tanto los trabajadores como los funcionarios toman agua de dispenser. A pesar de esto, Aguas Rionegrinas dice que es potable”.

El “control” político de las empresas

Después que se termina la actividad en un pozo, debe cerrarse, pero a veces algunas empresas se jactan de que es muy caro ese proceso. “Son irresponsables y así siguen contaminando”, remarcó el investigador. Además, señaló: “El suelo no se recupera nunca”.

Dina Migani. Fotografía cortesía de Maximiliano Goldschmidt (Cítrica)
Dina Migani. Fotografía cortesía de Maximiliano Goldschmidt (Cítrica)

“Los organismos de control y fiscalización son órganos vacíos, hacen todo de manera superficial. La secretaria de Medio Ambiente de Río Negro, Dina Migani, tiene una empresa de servicios petroleros que mantiene negocios con las mismas empresas que debe controlar. Son sus clientes en el ámbito privado. No existe control, es muy decorativo”, explicó el investigador del OPSur.

Las ordenanzas municipales que en estos años se declararon libres de fracking fueron consideradas inconstitucionales por el Tribunal Superior de Justicia. En 2013 hubo una movilización para prohibir el fracking en Allen. “La ordenanza había sido firmada por nueve concejales, pero al ser declarada inconstitucional, al momento de apelar, bastaba con un sólo concejal. Pero ninguno quiso volver a acompañar porque, según sus palabras, ‘no querían pagar el costo político’”, aseguró enojada Campos.

Sin embargo, en Fernández Oro, donde vive Migani, todo el arco político (Juntos por el Cambio, Frente de Todos y Socialistas) está trabajando en una ordenanza sobre reglamentar el uso de la tierra, y eso es un “golpe duro” hacia la actividad hidrocarburífera ya que debido a los condicionamientos que impondría, “sería muy difícil que se pueda seguir desarrollando”, resaltó Álvarez.

Según el OPSur, la actividad del fracking depende de dos variantes que no puede controlar: el precio internacional del barril de petróleo y del gas. “Si en la provincia cubrís los gastos corrientes con el dinero del fracking cuando está en alza, cuando baje después necesitás endeudarte como le pasa a Neuquén, centro de Vaca Muerta, pero la segunda provincia más endeudada del país”.

“Hay una hegemonía del extractivismo que busca consenso social por todos los mecanismos”, afirmó el investigador. “Ahora con Vaca Muerta nos vamos a salvar dicen”, ironizó. Martín Álvarez contó que hace unas semanas fueron desde OPSur a dar una charla a secundarios sobre el fracking en Allen y “la respuesta de Shell y Tecpetrol fue darles a los estudiantes un trailer con simulador de fractura”. De esta y otras formas, las intervenciones por la Responsabilidad Social Empresaria son “muy agresivas” para conseguir licencia social con su actividad.

Transición energética

“El fracking sólo trajo dolor. Crecieron las enfermedades, la desocupación, en especial, de las mujeres, y la contaminación del agua, de la tierra y del aire”, resumió Campos.

“Para entender lo que nos sucede y sucederá hay que mirar lo que pasa en EE. UU. Ahí la situación es gravísima, tienen 100.000 pozos (en Argentina 2.000) y llevan diez años más con esta técnica”, explicó el investigador.

Fotografía cortesía del OPSur.
Fotografía cortesía del OPSur.

Un ejemplo que resalta la integrante de la Asamblea es la lucha de los pueblos originarios que con el “buen vivir” ya llevan más de 500 años de resistencia. Sus hijos estudian y vuelven para defender sus territorios. Además, agradeció a la Pastoral social de la Diócesis del Alto Valle ya que allí aprendió “a ponerse en el lugar del otro”.

“Mucha gente está creída que con el petróleo se van a salvar porque los compran”, afirmó Campos. “No quieren volver a la edad de piedra como les dicen”, aseguró y remató: “¿A dónde nos está llevando el consumismo de estos tiempos?”.